sábado, 31 de marzo de 2012

Pedagogía del oprimido de Paulo Freire

Para empezar, la pedagogía del oprimido es liberadora del oprimido y del opresor, es el proceso mediante el cual la vida se hace historia. O sea, al decir de Ortega y Gasset, el proceso en que la vida como biología pasa a ser vida como biografía.
La frase que Freire repite enésimas veces en su libro Pedagogía del oprimido, y la que resume adrede esta pedagogía, es: “La educación como práctica de la libertad”.
Freire dice textualmente: “El método Paulo Freire no enseña a repetir palabras ni se restringe a desarrollar la capacidad de pensarlas según las exigencias lógicas del discurso abstracto; simplemente coloca al alfabetizando en condiciones de poder reexistenciar críticamente las palabras de su mundo, para, en la oportunidad debida, saber y poder decir su palabra”.
Antes todavía dice: “tal vez sea ése el sentido más exacto de la alfabetización: aprender a escribir su vida, como autor y como testigo de su historia- biografiarse, existenciarse, historicizarse”.
Esta pedagogía (que surge de una filosofía) es el resultado de un Freire que ha leído a Ortega y Gasset, Hegel, Sartre, Marx, Husserl, Fromm, autores cuyos libros son de un acceso casi restringido aquí, pues sus obras, por ejemplo, no circulan en nuestra región, lo único que encontramos son malísimas ediciones de “copias de copias de copias” de libros de literatura light, Best seller basura y otros libros salidos de no sé dónde. Peor que cortarle la cabeza a un estudiante.
El hombre es, pues, conducido a escribir su propia historia y es La palabra la que instaura el mundo del hombre.
Se aprende que la libertad es una conquista (ésta exige una búsqueda permanente). La liberación es un parto. Es un parto doloroso. El hombre que nace de él es un hombre nuevo, hombre que sólo es viable en la y por la superación de la contradicción opresores-oprimidos que, en última instancia, es la liberación de todos.
Paulo Freire dice que se tiene que superar la contradicción opresores-oprimidos y hacer surgir el hombre nuevo, no ya opresor, no ya oprimido, sino hombre liberándose.
Hay una parte del libro que se refiere al dinero que es para los opresores “la medida de todas las cosas” y que el “ser”, para ellos, es equivalente a “tener”. Muy cierto.
Aparte de plantear y clarificar (aunque el libro es complejo) su pedagogía, la que en cierta forma ayudó, fragmentariamente diría, a toda Latinoamérica no por insuficiente sino por haber sido echada de menos en varias situaciones históricas en las que pudo ser de ayuda, hoy, la Pedagogía del oprimido, se presenta como indispensable; este libro comenta muchos temas interesantes como el siguiente:
“En verdad, ni la cultura iletrada es la negación del hombre ni la cultura letrada llegó a ser su plenitud. No hay hombre absolutamente inculto; el hombre se “hominiza” expresando y diciendo su mundo, Ahí comienza la historia y la cultura.”
Freire “rehace críticamente ese proceso dialéctico de historización”, es decir, “revive la vida en profundidad crítica”. Lo que nos hace falta, verdad.
***Columna publicada todos los jueves y comentada por su autor en el Programa Contracultural “Juventud y Vanguardia” (Radio Aurora 96.7) emitida los sábados y domingos de 10-12 am.

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